miércoles, 5 de octubre de 2011

Prueba: Audi Coupé 2.3E 10v - Parte II: El antes

La primera visita al taller, como ya dije en el primer capitulo, fue obligatoria, es una revisión por la cual, creo, que debe de pasar todo coche de segunda mano que compremos. Hacer la distribución, mirar la compresión (Salió perfecta), cambio de líquidos básicos, filtros, bujías...
Ya que estaba el coche en el elevador, se le echó un ojo a los bajos, ahí descubrimos que están bastante oxidados, y no, no es importado, es que el antiguo dueño, trabajaba en León y se conoce que hacía el Huerna unas cuantas veces al año. De paso se vieron que los silentblocks, de los trapecios estaban en las últimas y los discos estaban cubiertos de óxido.

Se pidieron discos y pastillas nuevos, ambos de la marca Brembo, pero no se me alarmen, genéricos, (Si tuviera que hacerlo hoy día, pediría algo de mayor diámetro, de mayores prestaciones y posiblemente rayados). Al sacarlos, pudimos ver que las pastillas se deshacían en la mano y básicamente lo que tocaba el disco eran los soportes de estas.

Tras esta primera inversión, el coche ya cometía correctamente una de sus principales funciones, que no es otra que la de frenar como dios manda, pero no con toda la efectividad que yo desearía.

Pasaban los kilómetros y yo me iba haciendo al coche, alabando sus virtudes y remarcando cada vez más sus defectos.




El sonido seguía enamorándome, el motor respondía perfectamente, hasta que le dio por dar tirones, daba la impresión de que acelerando a fondo se quedaba con la mitad de la potencia, nada que un bote de Wynn's no arreglase. De paso, empezar a usar aceite Castrol 10w 40 y el coche creo firmemente que lo agradeció, mucho más suave en frio y sin cambios raros de temperatura del aceite en caliente.

Con el tiempo, me iba haciendo con el coche, cada vez que me hacía un tramo de confianza, lo afrontaba con más ganas y decisión, si bien el motor respondía a las mil maravillas, el resto del coche no lo acompañaba. Los cambios de apoyo era muy irregulares, perdía tracción exageradamente, se veía que para el coche que es, el límite general estaba muy por debajo, no daba ninguna confianza.

 Los neumáticos estaban en las últimas, y cometí el error de cambiarlos por unos exactamente iguales, unos Dunlop SP Fastresponse, eso sí, en medidas 205-60-15". He dicho error pues con el juego viejo, no chirriaba de la manera que lo hace ahora y daba la impresión de tener bastante menos deriva (Puede ser debido a la experiencia acumulada). Gané algo de tracción, y no mucho, nada más...

Con el coche en este estado, comencé el viaje de mi vida con destino a Le Mans, Nurburgring y Spa-Francorchamps (Esta historia será comentada con más detalle). Rodando en Nordschleife me di cuenta de que había un factor, que en general puede parecer una tontería, pero para tener algo más de tacto con el coche, había que cambiar, no es otra cosa que el volante. De serie traía un volante de tranquilamente 380mm, muy fino, si bien estaba acabado en cuero, no invitaba a practicar una conducción deportiva. Era algo que había que erradicar. Al pasarme meses buscando uno de Audi que me sirviese y no encontrar nada, me dediqué a buscar de marcas alternativas, ya saben, MOMO, Sparco y demás, uno de tantos días buscando por buscar, dí con este:

MOMO de la época, en más o menos buen estado.


Es magnífico, y le queda que ni pintado, le haría falta arreglar unas costuras y restaurar un poco el cuero de la parte superior, pero eso es cuando haya economía para el detalle.

Tras esto, el siguiente paso e importante salto en la calidad de rodaje del coche, fue el cambio de los silentblocks de los trapecios y a su vez poder regular caídas y alinear la dirección. El resultado ha sido sorprendente, se eliminaron muchos ruidos muy molestos, al estar alineado, el coche respondía con más agilidad (Quieran que no, llevar el volante recto, ayuda) y ya daba un mínimo de confianza.

Para terminar un detalle estético de importancia. Nunca me gustaron los cromados en un coche, me parecen una horterada como un piano, un mal intento de falsa apariencia. Esto, combinado con un bote de pintura negra mate que encontré por casa, junto con unas horas de lijado, transformaron la parrilla delantera.


Próximamente: "El ahora" y "Prueba en detalle".

2 comentarios:

  1. Mi padre tuvo el Audi 80 con el mismo motor, y si bien no apretaba mucho-mucho, tenía una rabia al empujar que no hemos vuelto a tener en casa en los posteriores BMW y Mercedes que ha comprado. Y siempre lo recordará por eso, por el empuje "encabronado" de su motor 5 en línea, y por el tacto de su caja de cambios.

    No tienes un email de contacto por ahí??

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  2. Todo un honor y un placer tenerle por este humilde y principiante blog.

    La verdad es que el coche ahora mismo, creo que no empuja como debería de hacerlo, lo primero que voy a hacerle es una limpieza completa de inyección, a ver si mejora algo.

    Le mando un correo a su dirección de Fuelwasters con mi mail.

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